AL TERMINO DE LA MESA DE DERECHOS Y CULTURA INDIGENA
(19 de febrero de 1997)
J. Ricardo Robles Oyarzun, S.J.
He estado escribiendo algún breve comentario después de
cada una de las fases de trabajo. Ahora que termina la primera
mesa de negociación sobre el tema de Derechos y Cultura
Indígena, a manera de balance, me extiendo un poco más.
Seguirán otras cinco mesas con sus temas, y la próxima sobre
Democracia y Justicia parece ser la fundamental. Por ello,
parece indispensable clarificar, identificar, la verdadera
dimensión de los diálogos de paz: ?qué son para cada una de
las partes, cuáles han sido las estrategias, cuáles los
objetivos? Y también, ?cuáles los resultados?
I. LAS NEGOCIACIONES: UNA FACETA DE LA GUERRA DE BAJA
INTENSIDAD.
Puede parecer extraño empezar por este comentario. Es el
que me resulta más evidente para caracterizar el proceso
vivido desde fines de septiembre del 95 cuando se aprobaron las
reglas de procedimiento y de declaró abierta la primera mesa
del diálogo en San Andrés Sacamchén.
El contexto general de todos los momentos de diálogo ha
sido eso: guerra y no paz. Siempre, desde las vísperas se
fueron dando golpes bajos, desalojos de campesinos con
violencia, nuevos asentamientos militares junto a los pueblos
zapatistas, vuelos rasantes de helicópteros y aviones,
encarcelamientos, campañas de prensa en las que el EZLN
apareció como el agresivo y el gobierno como el ofendido,
investigaciones amedrentando a los asesores e invitados de los
Zapatistas, amenazas atemorizantes en Chiapas, etcétera.
Y, viéndolo bien, dentro de las pláticas no sucedía sino
lo mismo: displicencias y suficiencia ante los Zapatistas y sus
asesores, argumentos débiles sostenidos con prepotencia,
tensiones provocadas por ausencia o exceso en el ritmo de
trabajo, pasos atrás en lo ya consensado, freno a la
conversación por el bajo nivel de las respuestas,
precipitación y presiones a la hora de las conclusiones,
etcétera. Y todo ello en el marco de guerra de baja intensidad
ya descrito, no era sino una parte de la misma guerra, más
abstracta, más humillante, más despectiva y racista detrás
de una máscara de 'gente decenté. Los comandantes del EZLN
tras sus pasamontañas tienen la mirada mucho más
transparente, la dignidad y la prudencia a flor de piel, la
razón y la lucha en dignidad son suyas, la verdad franca y
honesta es su palabra. Todo esto lo es de por sí, pero el
contraste con la contraparte lo hace brillar.
Sé que esto parecerá parcial y laudatorio en exceso para
los amigos zapatistas. No encuentro otra manera de decir lo que
en el fondo han sido las actitudes de las partes en el
diálogo. Parece increíble, lo se, pero es la experiencia
vivida allí dentro, no vista desde fuera. Se entiende así que
esa es la experiencia de los mismos Zapatistas desde hace más
de dos años de intentos de diálogo. Lo repetía el comandante
David en su última intervención, explicando por qué no
firmaron en público: "Es una seña que nosotros demostramos al
gobierno que nos tiene lastimados, y esta herida que nos ha
hecho no se ha curado... El Gobierno federal siempre nos ha
engañado, nos ha mentido, nos ha insultado, nos ha humillado
en la mesa de diálogo...".
Fue la confesión y el reconocimiento de que las pláticas
no han sido tales sino una forma de guerra de baja intensidad.
Porque los negociadores gubernamentales desde la segunda fase
de la mesa en noviembre no vinieron a considerar 'derechos',
'razones', demandas indígenas ni necesidades de la gente;
vinieron más bien, como lo confesaron, a achicar al adversario
por cualquier método, en todas las formas posibles, para
vengarse de la osadía de retar al poder, para humillar desde
ese poder prepotente, y para conceder el mínimo absoluto sobre
las demandas zapatistas. No interesó nunca si tenían razón,
si tenían derechos, si han sido tratados con discriminación e
injusticia... interesaba sólo golpearlos sin reventarlos para
no romper el diálogo, para tratar de conservar la máscara
'decenté ante la sociedad y el mundo.
El Gobierno no ha estado ni hablando ni oyendo. Está en
los diálogos de paz con la misma actitud que en los
destacamentos militares, en los desalojos de campesinos, en las
cárceles donde los presuntos zapatistas son rehenes
prisioneros políticos. Está jugando en diversa forma la misma
guerra, no buscando la paz.
II. LOS FRUTOS ZAPATISTAS DEL PROCESO DE NEGOCIACION
Comento primero los resultados de la negociación, los
documentos finales de este primer tema. En seguida quiero
destacar los resultados más significativos que están, en
realidad, más allá de los acuerdos firmados.
LOS ACUERDOS FIRMADOS
Mucho se ha comentado sobre los resultados de la
negociación. Se dice con razón que quedaron cortos, que no se
logró tocar el Artículo 27 constitucional sobre la Tierra,
que no se llegó a concretar el régimen de Autonomía
regional, que las Jurisdicciones indígenas quedan vagas sin un
territorio autónomo. Esas opiniones son objetivas. Se tiene
razón al formularlas. No obstante creo que los acuerdos pueden
verse en el marco de conjunto con mejor perspectiva, verlos
desde las demandas de la selva lacandona, verlos desde el punto
de vista indígena, verlos como pasos de un proceso.
El EZLN ha planteado demandas para el país mucho más
amplias y los diálogos seguirán insistiendo sobre los huecos
que quedaron. La tierra es una de sus demandas fundamentales,
una de las más claras causas del levantamiento armado, algo a
lo que no van a renunciar según han declarado al término de
los acuerdos sobre Derechos y Cultura Indígena. No se trata en
este caso, como en los otros, de terreno perdido sino de
batallas por venir. Sabiamente no aceptaron en un principio
tratar simultáneamente todos los temas, para poder retomarlos
en todo lo que haga falta en etapas posteriores del diálogo.
Lograron anular las declaraciones gubernamentales que
repitieron su veto a la dimensión nacional de los problemas,
que afirmaron que sólo tratarían lo referente a algunos
municipios de Chiapas. Todo se ha tratado a nivel nacional
finalmente, aunque con algunos concretos para el estado
chiapaneco.
Los comentarios de los indígenas asesores del EZLN en los
diálogos de paz son reveladores. Adelfo Regino, Mixe de Oaxaca
dijo: Se ha abierto una gran puerta para las luchas de los
Pueblos Indígenas, aunque al mismo tiempo se han querido
cerrar muchas pequeñas puertas, ésas serán objeto de luchas
posteriores. Aldo González, Zapoteco de San Pablo Guelatao,
comentó que los resultados no fueron, evidentemente, la meta
de los Pueblos pero sí pasos muy significativos de la lucha.
En estas apreciaciones coincidieron la mayoría de los asesores
que ven los resultados dentro de un proceso vital, de un
proceso vivido y por construir desde los Pueblos indígenas
también. Estas opiniones sobre lo firmado como acuerdos me
parece fundamental sobre todo porque refleja el sentir de los
implicados en el proceso, los indígenas.
A mi entender, lo que logró firmarse es un avance muy
positivo, no imaginado siquiera hace dos años, hace seis
meses. Lo que falta es ver un resultado posterior, el de lo que
logre realmente legislarse en las cámaras. Pero eso mismo no
parece que pueda ser muy diferente a lo pactado. El proceso de
diálogo tendrá que continuar por un par de años al menos, y
sin resultados legislativos en estos puntos el diálogo por la
paz no podría continuar en su momento. Así, es de esperarse
un reconocimiento de los Pueblos que sea avance real y que
tenga mayor coherencia con la imagen, los compromisos y las
declaraciones internacionales de México, siempre ajenos,
siempre distantes de la realidad nacional.
MAS ALLA DE LOS ACUERDOS
Muchos son los logros del EZLN para todos y del pueblo de
México con él. No parece exagerado decir, o repetir, que los
Zapatistas no tienen que perder y por ello todo lo que se va
logrando es ganancia de ellos para todos, porque tienen una
propuesta rica y abarcante para el país, mientras que al mismo
tiempo el gobierno no tiene propuesta y todo lo que puede hacer
es ceder algo, un mínimo tal vez, para salvar su único
objetivo posible: cierta estabilidad social que no llegará a
ser paz con justicia y dignidad sin el aporte zapatista.
El haber logrado así el tratamiento nacional de las
demandas de la Selva Lacandona es un fruto muy importante para
todo el pueblo de México y lo ha madurado el EZLN
difícilmente, esforzadamente, entre los regateos de la guerra
de baja intensidad.
Lo lograron estos indígenas zapatistas por su creciente
autoridad moral. En un país en el que los programas ya no son
creídos, en el que la corrupción ha inficionado todo, en el
que avanzar estaba prohibido, el EZLN vino a ser -pese a lo que
pese- un arcoiris de esperanza, puente entre realidades y
mundos, entre culturas y discriminaciones seculares, entre la
realidad y la esperanza. Es parte de este logro el haber
convocado con más éxito que el previsible a un grupo de
asesores solidarios, buscadores también de la justicia y la
dignidad para México. La conformación del grupo de asesores
del Ejército Zapatista de Liberación Nacional fue sin duda un
éxito innegable. Algunos que prefirieron la cautela hace cinco
meses, no aceptaron formar parte del cuerpo de asesores, pero
ahora quisieran participar en la mesa sobre Democracia y
Justicia. Entre los Asesores y los Comandantes se dio de hecho
una serie de confluencias valiosas para ambos. Se confiesa
continuamente en los momentos espontáneos: los asesores hemos
aprendido más de lo que hemos podido aportar. Los comandantes
han crecido también y saben ya, están seguros ya, que pueden
alternar, en un mismo nivel de aprecio y respeto, con
catedráticos e intelectuales sobresalientes, como lo hacían
ya con gente de algunas ONGs. y desde antiguo con otros
indígenas.
Así, una esperanzadora sorpresa se va imponiendo: la voz
de los indígenas ha irrumpido en la realidad nacional para
consolidarse, para lograr un rango que se le había negado
injustamente. El pensamiento de los Pueblos ha tomado los
medios de comunicación, pese a las resistencias. La palabra
indígena se va dando a entender en donde fue tenida como
necedad, se viene valorando entre quienes la desconocían,
viene dando esperanza a todos desde su sabiduría ancestral:
"Todo para todos, nada para nosotros". Rechazando
explícitamente la toma del poder, del mando, de las decisiones
para otros, la palabra indígena brota desde los más viejos
abuelos para proclamar que vale la pena vivir para la
comunidad, rehacer un mundo diferente de participación, para
compartir al mundo una forma de hacer política diferente, la
de sus tradiciones indias. Esa voz va resonando también fuera
de México, es para todos y va tomando un lugar creciente en el
mundo. Eso es un logro de generosidad que comparte lo propio y
va permeando todo sin remedio.
Quedan los presos políticos, de conciencia o rehenes
civiles, quedan sin liberación aún. Con ellos como símbolo
viviente, sigue lo dicho sobre guerra de baja intensidad. En
ella se mueven los Zapatistas, esos que ya están muertos para
que otros vivan, que porque libremente lo dieron todo no tienen
que perder y que tienen muchísimo que darnos a todos los
demás.
Seguirán las pláticas, si es que pueden llamarse así,
mientras a ellos los dejen vivir, según suelen decir los
Comandantes. Pero lo que han creado es suyo y es de todos, y
seguirá aunque les quiten la vida. Su Palabra Verdadera hizo
historia ya y sus nombres de combate quedarán sin duda en
ella.
Gracias por todo y más, amigas y amigos Comandantes.
_______________________________________________________________
John Sweeney sj jsweeney@uibero.uia.mx
Centro de Reflexion Teologica +[52 5] 659 6186
http://uibero.uia.mx/~jsweeney/default.html
ACCION SOCIAL DE LOS JESUITAS EN MEXICO
_______________________________________________________________