II Encuentro Continental de la
Asamblea Pueblo de Dios
PROCLAMA
Nos hemos reunido, en el paraíso preservado de El Recreo, en
Cachipay, Cundinamarca, Colombia, del 10 al 14 de octubre de este
año de 1996, 450 hermanas y hermanos de 24 países del Continente, de
Europa, de Asia y de Africa, todas y todos creyentes en el Dios de la
vida.
Porque creemos en El, Padre-Madre de todas las personas y manantial
de todas las culturas, asumimos el sueño mayor de su corazón : La
Vida.
Este es el gran paradigma de la Asamblea del Pueblo de Dios,
mayormente en esta hora de exclusión y de muerte :
Creemos en el Dios de la vida y
defendemos la vida de nuestros Pueblos !
Frente a la mundialización del ídolo de la muerte que el sistema
neoliberal preconiza, nosotras/nosotros proclamamos la mundialización
del Dios de la Vida y su presencia creadora en el universo.
Confesado por mil nombres, revelándosenos en mil rostros, a través
sobre todo de la fe cristiana y de las religiones indígenas y
afroamericanas, El es siempre mayor que todas nuestras confesiones,
más bello que todas nuestras imágenes, único en los más diversos
encuentros.
Como familia suya que somos, nos quiere vivientes y libres, plurales
y unidos, felices ya ahora en esta casa común de la Tierra Pachamama
y bajo la capa luminosa del sol y la luna y las estrellas.
Por El-Ella y con El-Ella nos negamos al fatalismo de un supuesto
final de la Historia y rechazamos toda exclusión, prepotencia, miedo,
muerte.
Hemos evaluado el proceso A.P.D. desde el primer Encuentro, celebrado
en Quito, Ecuador, con ocasión del V Centenario. Y hemos podido
constatar que se trata de un proceso en construcción, a partir de la
lógica, participativa y complementaria, de los desechados por la
sociedad del poder y del consumo. Hemos comprobado también que ese
proceso ha despertado la conciencia de muchos/muchas para una nueva
visión de Dios, del diálogo inter-religioso y de la misión de todas
las religiones en el servicio a la Vida.
Por sectores sociales y de práctica de liberación indígenas,
mundo afroamericano, juventud y niñez, campesino-rural, urbano
popular, mujeres y teológico-pastoral hemos celebrado el Dios de la
Vida y la vida de nuestros Pueblos y hemos analizado los diferentes
desafíos que, en la vivencia del macroecumenismo, a cada uno de esos
sectores y prácticas se le presentan y las contribuciones
específicas que cada uno de ellos puede aportar.
Siempre en la defensa y promoción de la vida de nuestros Pueblos y en
unión con las fuerzas vivas de la fe religiosa y de la militancia
político-social.
Para nosotros y nosotras el macroecumenismo es una espiritualidad :
Una actitud nueva, una nueva visión, una lógica alternativa y
enriquecedora. Reconocemos que no siempre esa espiritualidad será
comprendida, porque exige superar las barreras de las propias
confesiones con la audacia y la creatividad de una fe macroecuménica,
y conjugar dialécticamente la identidad, el pluralismo y la
complementariedad.
Los rasgos mayores de la espiritualidad macroecuménica son :
1- La madurez y la libertad en la afirmación de la identidad
propia desde el género, la cultura, la fe religiosa y la
condición social.
2- La escucha contemplativa del Dios de la vida que sigue
revelándose y la pasión por su proyecto de liberación plena.
3- La abertura fraterno-sororal a todas las personas y a sus
culturas y religiones y el diálogo sincero - autocrítico y
crítico - en pie de igualdad.
4- La sensibilidad misericordiosa y la solidaridad eficaz frente
a toda situación de marginación y muerte.
5- La celebración, gratuita y esperanzada, del Dios de la Vida,
de la vida de la Humanidad y de la hermosura de la tierra y el
cosmos, hoy dramáticamente amenazada.
Como fruto de este II Encuentro de la Asamblea del Pueblo de Dios,
realizado en la martirizada, militante y hospitalaria Colombia,
asumimos varios compromisos en la línea de la consolidación del
proceso en cada uno de nuestros Países y en la construcción del
proyecto alternativo de Vida. Y nos convocamos ya para abrir el siglo
XXI con la voluntad de ayudar a vivirlo macroecuménicamente,
superando el centralismo colonizador occidental y afirmando el
derecho de los pueblos oprimidos a sus tierras, a su identidad y a su
autodeterminación.
Nos encontraremos en el III Encuentro Continental de la APD que se
realizará en el año 2.000, en medio de calor y color Caribeños de
Haití y R. Dominicana, en solidaridad y resistencia con el pueblo
brasilero al coincidir con el V Centenario de la invasión portuguesa
a Brasil.
En el nombre del Dios de la Vida, invocado con todos los nombres,
proseguiremos nuestra marcha de peregrinos de la Esperanza,
defendiendo la Vida, gritando la memoria subversiva y creadora de
cuantos y cuantas nos precedieron, cantando la utopía, luchando por
la liberación, en esta Abia Yala, nuestra Patria-Matria Grande.
Cachipay, Cundinamarca, Colombia, 14 de octubre de 1996
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